Ya estoy oliendo el aroma de los mazapanes, casi puedo sentir el sonido de los villancicos y sobre todo puedo sentir los “juntones” familiares, la comida sin límite y sobre todo el alcoholo, mucho alcohol, eso sí, siempre con cabeza, no nos vayamos a quedar sin nuestros queridos lectores.
Bueno, vamos a daros un truquito para esos momentos en los que nos quedamos sin sacacorchos, y así encima quedaréis como auténticos héroes delante de todos vuestros familiares o compañeros de trabajo.
Sencillo, nos quitamos el zapato metemos el culo de la botella en este y golpeamos en la pared. Poco a poco el corcho irá cediendo por las ondas creadas por los golpes y en caso de un minuto tendrás una botella descorchada, aireándose y lista para servir 😉
Esto triunfa, os lo digo yo.