– Un chorrito de infancia
Inocencia, curiosidad, gracia innata y una curiosa mezcla de miedo y valentía, características principales de los niños que habitan las historias de Urasawa. Ya es habitual en su obra (gracias a los saltos temporales) que conozcamos la infancia de los protagonistas. Momentos intensos que a menudo marcan las ilusiones y traumas de la madurez.
– Un vaso de dinamismo
Un rayado de vitalidad inunda las viñetas de Urasawa. Virtuoso del movimiento gráfico, Urasawa dota de dinamismo sus obras a dos bandas, con un guión lleno de giros y una composición del plan cronometrada.
– Virutas de detallismo
A pesar del ritmo rápido del guión no se han de descuidar los detalles. En la obra en Urasawa, y cada vez más, cualquier viñeta es buena para tomarse un minuto para respirar y perderse admirando la calidad de unos dibujos cuidadosos en extremo.
– Cultura nipona al gusto
Como no podía ser de otra forma, Urasawa vuelve a apoyarse en su cultura en muchos momentos de «Billy Bat». Desde costumbres alimentarias, tradiciones, supersticiones o momentos históricos. Sin embargo, Urasawa no renuncia condimentar sus historias con sabores foráneos y adopta una posición moderna y abierta. Un buen reflejo del panorama social actual de Japón, aunque la historia de «Billy Bat» se centre principalmente en medios de S.XX.
Fuente: mangaland