Mira que a veces somos tontas las personas. Siempre nos ha pasado que, cuando vamos a ganar algo pensamos que ya está, que podemos celebrarlo, que podemos lanzar el grito al cielo y proclamar a los cuatro vientos que somos los campeones. Y eso, cuando aún no hemos ganado, cuando nos queda un poco y en ese poco puede venir otro y arrebatárnoslo todo.
Eso es lo que le pasó a este patinador que se puso a celebrar su logro sin pasar por la línea de meta y, claro, por tonto, al final se lo llevó otro. La cara que se le queda es para enmarcarla.