Cuando me dijeron que chuparse el codo era imposible, lo tomé como un axioma, como una verdad suprema fuera de toda duda, inquebrantable por ningún humano de proporciones normales. Pues como de costumbre, me tengo que tragar mis palabras, porque aquí, el señorito Ramón, argentino de 20 años se chupa el codo sin ningún problema aparente, y no parece que tenga ningún tipo de malformación, simplemente es que llega con la lengua a su codo.
Impresionante, ahora ya sólo me falta ver a alguien que se pueda besar su propia espalda.
Vía: Dechiste.com