Curiosidades e impuestos absurdos

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En momentos en los que la economía española comienza a definirse por la suba de impuestos, conviene que nos tomemos algunos minutos para darle un avistaje distinto a la situación y tratar de tomarnos con algo de gracia lo que está sucediendo. Para ello, nosotros hemos decidido analizar algunos de los impuestos más absurdos que existen actualmente en el mundo entero.

Por ejemplo, en la ciudad norteamericana de Tenesse, aunque es perfectamente legal el consumo de drogas por parte personal, existe un impuesto sobre la tenencia de las mismas. Del mismo modo, en Dinamarca, para evitar los altísimos índices de obesidad que presenta este país, se establecen distintos impuestos sobre los aceites y la mantequilla, de alrededor de 2 euros para cada uno de ellos.

Quedándonos en Dinamarca pero sumando a Irlanda, podemos decir que éstos países tienen penas financieras para aquellas personas cuyo ganado doméstico incurra en la emisión de gases, es decir, de flatulencias. En Japón, más extraño aún, existe un impuesto para aquellos hombres que puedan ser considerados más guapos que la media, y en Arkansas, Estados Unidos, el impuesto es para quienes se realicen tatuajes, aunque el abono mensual corre por cuenta de los tatuadores, que derivan ese aumento a los clientes.

Igual o más de extraño es el impuesto a los sombreros, que tuve su auge en el siglo XVII en Inglaterra y algunos otros países del Reino Unido, y que afectaba tanto a consumidores finales como a comerciantes. En Finlandia, por caso, todas las personas que sufren obesidad deben pagar impuestos más altos que los “flacos”, aunque en realidad se especifica que los valores disminuyen para éstos últimos, y no al revés.

Finalmente, en Rumania, existió durante un tiempo un impuesto a las brujas y adivinos, del 16% de sus ganancias, sobre todo para afectar a la comunidad gitana, aunque luego fue eliminado por las protestas de sus integrantes.

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