Un profesor de filosofía hizo una sola pregunta a sus estudiantes en el examen final del curso. La pregunta fue:
«¿Cómo harás para hacerme creer que esta silla delante tuya es invisible?»
Todos los estudiantes tardaron una hora en escribir su respuesta en los papeles que el profesor les había dado. Todos menos un tonto que, en cinco segundos, terminó su examen.
Después de ese día el profesor corrigió los exámenes y publicó las notas. La puntuación más alta fue para ese tonto que escribió en cinco segundos.
¿Sabes qué contestación puso en el examen?:
«¿Qué silla?»
MORALEJA: «No hagas de lo simple algo complicado.»
Y es que esto es como la vida misma, hay que ver las cosas simples, hacer que uno entienda que no porque se vea simple quiere decir que en realidad va a ser complicado. Muchas veces pensamos que algo simple no puede ser verdad o que no vamos a tener tanta suerte para ello, cuando en realidad no es así.
Tendemos a preocuparnos por cosas simples y volvernos locos cuando, mirando los problemas con objetividad, conseguimos ver lo fácil que es solucionarlo todo. Y bueno, seguro que este texto te viene genial para pensar un poco en todo lo que ha pasado por tu vida y te has quedado pensativo estudiando la mejor decisión para, después, darte cuenta que era algo tan sencillo y fácil que no habías pensado en ello.
Por eso, a veces es mejor tener la mentalidad de un niño o una niña, para no complicarnos las cosas y hacer como ellos, no ver tres pies al gato, sino ver una cosa que tiene una fácil decisión (claro, sin pensar en las consecuencias después).
Lo que yo me pregunto de ese texto es la capacidad que tuvo ese tonto para, en cinco segundos, pensar en dar esa respuesta.