Hoy la historia que te traigo es un poco subida de tono pero intentaré suavizarla un poco. Aún así, el final es divertidísimo así que seguro que te gusta.
Un bombero comenta con su novia que le gustaría, cuando llega del trabajo en el parque de bomberos, tener relaciones con ella. Sin embargo, las quiere de una forma especial, implicando a una campana. Le dice:
– Si oyes una campana, significará desvestirse. Si son dos campanas entonces meterse en la cama, y si son tres campanas abrirse de piernas.
La novia accede y, unos días más tarde, cuando el bombero llega a casa, decide probar qué tal funcionaría su sistema así que grita «¡Una campana!». Él se desviste con rapidez dejando la ropa en el suelo.
«¡Dos campanas!» Vuelve a gritar y se lanza a la cama donde su novia ya está esperándolo también desnuda. «¡Tres campanas!» Termina para que abra las piernas.
Sin embargo, mientras está en eso la mujer le grita «¡Cuatro campanas!».
El bombero pierde un poco el ritmo y se contiene mirando a la novia sin entender a qué se refería. «¿Qué diablos es cuatro campanas?»
La novia responde: «Eso significa que necesita más manguera.»
La verdad, decirle eso a un hombre, y más en un acto íntimo, es algo que puede llegar a ser muy, muy cruel. Teniendo en cuenta que a los hombres les pasa lo mismo con eso que a las mujeres con el físico o el peso, sería de mal gusto, aunque bueno, como broma o chiste estaría bien pero no se yo cómo seguiría la cosa teniendo en cuenta que se pone en juego la «virilidad» de una persona.
Vía: Miss Cellania