Viena, la capital austríaca, es una de las ciudades más cosmopolitas y con avances culturales de todo el planeta, pero más allá de eso, no podemos dejar de destacar que su afán por tener algunos de los mejores museos del mundo se ha ido tan lejos, que desde hace un tiempo podemos encontrar en su calles el denominado oficialmente “Fälschermuseum”, y que como su nombre lo indica, no es otra cosa que un “Museo de los Falsificadores”.
La cuestión es que el museo es perfectamente igual a cualquiera que podamos encontrar en las grandes capitales europeas, con ese aire imponente, pero con una característica que lo diferencia de todos los demás, y que radica básicamente en el hecho de que todas y cada una de las obras que podemos observar en su interior, son falsas.
Por este motivo, justamente, es que la gran mayoría de los elementos de obras de artes que podemos encontrarnos en el interior del recinto, no se encuentran desarrollados por sus verdaderos creadores, sino que están firmados por algunos de los más célebres imitadores del mundo, como por ejemplo el británico Tom Keating, el holandés Han van Meegeren o el alemán Konrad Kujau.
Por lo demás, podemos llegar a decir que este Museo de las Falsificaciones nos permite observar, en un mismo recinto, colecciones de algunos de los más grandes pintores de la historia, entre los que podemos destacar a Rafael, Van Gogh, Monet, Rembrandt, Schiele o Klimt, todos los cuales han sido versionados por estos imitadores, con una fidelidad realmente asombrosa.
El hecho de poseer un recinto así, que destaca especialmente la directora del museo, Diane Grobe, tiene que ver especialmente con que en la antigüedad se consideraba un verdadero oficio, y el mismo se ha ido perdiendo con el correr del tiempo, por lo que aquí se intenta rescatarlo, al menos en parte.