Un día, mientras camina por la calle una mujer de éxito, directora de RRHH, es trágicamente atropellada por un camión y muere.
Su alma llega al paraíso y se encuentra en la entrada a San Pedro en persona. «Bienvenida al paraíso» le dice San Pedro. «Antes de que te acomodes, parece que hay un problema. Verás, muy raramente un directivo ha llegado aquí y no estamos seguros de qué hacer contigo».
«No hay problema, déjame entrar», le dice la mujer.
«Bueno,me gustaría, pero tengo órdenes desde lo más alto. Lo que haremos será hacerte pasar un día en el infierno y otro en el paraíso, y luego podrás elegir dónde pasar la eternidad».
«De hecho, ya lo he decidido. Prefiero estar en el paraíso, dice la mujer.
«Lo siento, pero tenemos nuestras reglas». Y con esto San Pedro acompaña a la directora al ascensor y baja, baja, baja hasta el infierno.
Las puertas se abren y se encuentra justo en medio de un verde campo de golf. A lo lejos hay un club y de pie delante de ella están todos sus amigos -colegas directivos que habían trabajado con ella-, todos vestidos con traje de noche y muy contentos. Corren a saludarla, la besan en las dos mejillas y recuerdan los buenos tiempos. Juegan un agradable partido de golf y luego por la noche cenan juntos en el club con langosta y caviar. Se encuentra también al Diablo, que de hecho es un tipo muy simpático y se divierte mucho contando chistes y bailando. Se está divirtiendo tanto que, antes de que se dé cuenta,es ya hora de irse.Todos le dan un apretón de manos y la saludan mientras sube al ascensor.
El ascensor sube, sube, sube, y se reabre la puerta del paraíso donde San Pedro la está esperando.
«Ahora es el momento de pasar al paraíso».
Así que la mujer pasa las 24 horas sucesivas pasando de nube en nube, tocando el arpa y cantando. Se divierte mucho y, antes de que se dé cuenta, las 24 horas ya han pasado y San Pedro va a buscarla.
«Entonces, has pasado un día en el infierno y otro en el paraíso. Ahora debes elegir tu eternidad». La mujer reflexiona un momento y luego responde: «Bueno, no lo habría dicho nunca, quiero decir, el paraíso ha sido precioso, pero creo que he estado mejor en el infierno». Así que San Pedro la acompaña hasta el ascensor y otra vez baja, baja,baja, hasta el infierno.
Cuando las puertas del ascensor se abren se encuentra en medio de una tierra desierta cubierta de mierda y desperdicios. Ve a todos sus amigos, vestidos con trapos, que están recogiendo los desperdicios y metiéndolos en bolsas negras.
El Diablo la alcanza y le pone un brazo en el cuello.»No entiendo», balbucea la mujer. «Ayer estaba aquí y había un campo de golf y un club y comimos langosta y caviar y bailamos y nos divertimos mucho. Ahora todo lo que hay es una tierra desierta llena de desperdicios y todos mis amigos parecen unos miserables».
El Diablo la mira y sonríe. «Ayer te estábamos contratando. Hoy eres parte del personal».