Encuentra su dedo en una trucha varios meses después

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Hace algunos días, la noticia de que una trucha había sido pescada, y al momento de abrirla para poder comercializar sus elementos internos más jugosos, se había encontrado un dedo humano, trajo a colación el hecho de la importancia de las huellas dactilares, ya que de este mismo modo se pudo saber concretamente a quien pertenecía la extremidad, para sorpresa incluso de los científicos que trabajan sobre la identidad de las personas.

En concreto, el dedo pertenecía al estadounidense Hans Galassi, quien de hecho perdió varios dedos en un accidente de esquí acuático hace unos meses, tras lo cual evidentemente el dedo recorrió una buena cantidad de kilómetros, hasta que se topó en el camino de la trucha, la cual debió haberlo consumido pensando que se trataba de algún alga más.

Pero lo interesante del caso, es que apenas se necesitaron algunos minutos para poder identificar al dueño del dedo mediante el sistema de las huellas dactilares, llevando de nuevo a los primeros planos mundiales, la necesidad de conocer todos un poco más acerca de las huellas dactilares, como un método de identificación de personas prácticamente infalible, incluso como en éste caso, cuando la persona ha perdido esa extremidad.

Justamente, en este sentido, uno de los casos históricos más importantes que se recuerda es el del gángster John Dillinger en 1930, quien intentó eliminar sus huellas, quemando la punta de sus dedos con fuego y ácido, de modo que la capa externa de la piel, la epidermis, no pueda aportar a los detectives la información a la que necesitan acceder para poder incriminar a alguien.

De hecho, los especialistas tratan sobre todos los denominados “surcos de fricción”, los cuales al contrario de lo que muchos creen, llaman, se encuentran no solo en la yema de los dedos, sino también en las falanges y las palmas de las manos, y los dedos y la planta de los pies, por lo que poder eliminar su información es bastante más difícil de lo que podría imaginarse.

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