En las últimas semanas, la noticia de una ballena que se encontraba varada en las costas de Canadá y que estaba aumentando su tamaño llamó la atención de todo el mundo. De hecho, no fueron pocos los que comenzaron el rumor de que la misma pronto podría llegar a estallar, y a pesar de los muchos rumores al respecto, todo hace indicar que finalmente sí es probable que, como otras en el pasado, explote.
El último caso de una ballena azul de 25 metros encallada en el pueblo pesquero de Trout River, en Terranova, al este de Canadá, ha además recordado a muchos anteriores sucedidos en playas de todo el mundo. En muchos de ellos, de hecho, las ballenas terminaron explotando un peligro latente para todos los habitantes locales de cada uno de estos sitios.
El primer caso, en los ´70
Si tenemos en cuenta que la historia de las explosiones de las ballenas vienen de lejos, queremos destacar que las primeras de ellas aparecieron allá por mediados de la década del ´70. Lo curioso del caso es que por entonces nadie sabía exactamente qué se debía hacer con el animal que yacía muerto en las costas de Oregon, en los Estados Unidos, y por eso, ante una multitud expectante, decidieron hacerla explotar con dinamita.
Lo sucedido en los 2000
Desde el año 2000 para acá, sin embargo, se han dado la gran mayoría de casos de ballenas encalladas que tuvieron que ser explotadas o trasladadas. Uno de los más resonantes sucedió en Taiwán en el 2004, que fue célebre porque se llevaba el cadáver de la misma al basurero local, pero explotó cuando recorría una de las principales arterias locales.
Ya el año pasado, en el 2013, pudimos ver otras situaciones semejantes, aunque probablemente ésta fue la más asquerosa de todas. Sucedió en las Islas Faroe, en el Atlántico Norte, cuando un investigador cortaba la piel de la ballena para evitar que explote, cuando en efecto buena parte de sus tripas salieron volando desde el interior, cubriéndolo.