Acabas de independizarte y de pronto te das cuenta de que el cesto de la ropa sucia no se vacía solo. Si vives cerca de casa tal vez tengas la tentación de llevarla para que la lave tu madre, con ese detergente y ese suavizante que tanto te gusta. Si no, no te quedará más remedio que acostumbrarte a poner la colada tú solo.
Lo primero que tienes que tener en cuenta cuando te arriesgues a poner una lavadora son las instrucciones de las prendas de ropa. La primera vez que las veas en las etiquetas serán como letras chinas, pero con estos consejos seguro que aprendes rápido:
Instrucciones de lavado: Es el primer símbolo que ves en la foto: el número te indicará la temperatura máxima a la que lavar tu ropa. Si es una prenda delicada aparecerá una mano, indicando que no puede lavarse en lavadora. Por último, si está tachado, debes usar un método de limpieza en seco, nunca agua.
Instrucciones de lejía: El símbolo es un triángulo. Los símbolos más normales son el triángulo en blanco, que indica que puede usarse lejía, o el triángulo tachado, en cuyo caso no se debe usar lejía ni blanqueante bajo ningún concepto si no quieres estropear tu prenda.
Instrucciones de secado: Se representa con un cuadrado. Si tiene un círculo dentro y está tachado, indica que no se puede usar secadora. Si el círculo aparece pero no hay cruz, puedes secar en secadora a temperatura normal. Otras indicaciones pueden ser que seques en una superficie horizontal: te lo indicarán una línea dentro del cuadrado.
Instrucciones de planchado: Una pequeña plancha te dará las claves: dependiendo del número de puntos que tenga podrás usar más o menos calor. Si está tachada no se puede planchar la prenda y si la cruz sólo está bajo la plancha es que no puede usarse vapor.
Y ahora, a poner esa lavadora… ¡y cuidado con mezclar prendas de color con ropa blanca!