La policía de Gran Bretaña ha enviado una nota de prensa en las últimas horas, en la que pide reiteradas disculpas por los inconvenientes que puede haber causado al disparar a un anciano el pasado viernes. Todo, a raíz de un a noticia conocida de forma reciente, en la que se informaba que esta institución, o mejor dicho, un miembro de la misma, había disparado su arma contra una persona no vidente, pensando que la misma significaba un peligro.
Lo concreto del caso es que un agente de la policía local disparó su pistola eléctrica a un invidente tras confundir el bastón que llevaba con una espada samurái, o al menos esa es la explicación que ha dado la fuerza de forma correspondiente, siendo confirmada la misma por los varios testigos que se encontraban allí cuando Colin Farmer, de 61 años, fue víctima de este aberrante hecho.
En concreto, el propio Farmer ha señalado a la prensa local que se encontraba caminando por las calles céntricas de Chorley, en el condado de Lancaster, a donde se dirigía para encontrarse con algunos de sus amigos en un pub, momento en el que sintió la típica descarga eléctrica que se utiliza en estos casos contra personas que pueden parecer sospechosas para las fuerzas públicas.
Pero lo cierto del caso es que todo ocurrió luego de que vecinos denunciaron que un hombre caminaba por la ciudad con una arma usada en artes marciales, aunque en realidad sólo se trataba un de bastón, como cualquiera de los que utilizan para guiarse las personas que tienen una reducida capacidad de visión, pero algo distinto a los que uno puede estar acostumbrado en cuanto a sus formas y colores.
Sin embargo, una vez que los agentes lograron divisar al hombre, y tras pedirle que se detenga en reiteradas oportunidades, le dispararon el gatillo de su arma eléctrica, que envió 50.000 voltios al todavía sospechoso. Una vez en el suelo, la víctima se encaró de señalar su discapacidad a los agentes, aunque admite ahora que pensó que estaba siendo atacado por “hooligans”.