Seguro que puedes recordar alguna película en la que apareciera un héroe y un villano. En la mayoría de ellas quien sale herido es el héroe con alguna herida en el hombro o cerca de ella que nos pone en un aprieto pero sabemos que no le va a pasar nada, ¿verdad? Pues eso ya tiene una explicación lógica.
Es lo que llamamos la «precisión de los villanos«, es decir, la capacidad para poder acertar al cuerpo en movimiento de su enemigo que, como vemos en la imagen, hay que decir que no es muy buena. Por supuesto, uno se para a pensar, ¿quizás necesite gafas?
Sería una buena teoría porque mira que acercar solo una vez de todas las que lo pone en peligro… Y si extrapolamos esto a las películas nos damos cuenta que es así, como si los malos no tuvieran puntería, pero ojito con los buenos, porque eso sí y a la primera son capaces de derribar a todos.
Un ejemplo, en una guerra cuando uno se lanza hacia delante cuando empiezan a disparar los enemigos, ¿nadie le da? La respuesta es no, pero no porque no quieran darle sino más bien porque, o no lo ven bien, o necesitan gafas o, simplemente, por su poca precisión.
No es de extrañar que los malos siempre pierdan porque si no son capaces de acertarle a algún objeto solo cuando está cerca de ellos es más que normal que pierdan. Supongo que ahora harán algo para remediarlo aunque sepamos que, al final el héroe siempre es quien tiene que triunfar, o al menos en el 90% de los casos debe hacerlo.
Otra cosa es que las tornas se cambien y la mala precisión acabe influyendo en el héroe y nos encontremos con el efecto contrario.