Por curioso que suene, cuando alguien te dice que ha comprado algo lujoso para ti, pensarás en un reloj, un coche o un objeto de ese tipo. Sin embargo, en Japón la última moda tiene que ver con regalar a las demás personas frutas perfectas. Es decir, por ejemplo, aquellas frutas que deberían ser redondas, que presenten una redondez manifiesta en cada una de sus formas, y así para con cada una de las variantes frutales.
El caso es que de esto dan cuenta incluso los turistas, quienes señalan que en las fruterías de los grandes almacenes de Tokio se exponen como objetos de lujo y se venden a precios exorbitantes tan melones, como manzanas, y otras frutas varias. Una muestra de ello tiene que ver con que allí las frutas no se venden por kilo, como sucede en cualquier parte del mundo, sino por unidad, debido al elevado costo que poseen.
Además, los precios pueden subir aún más cuando las frutas no se encuentran en su época ideal, de forma que hace un par de meses, un racimo de uvas Ruby Roman, una variedad de la prefectura de Ishikawa, podía tener un valor aproximado de cuatro mil dólares. De la misma manera sucede con otras muchas frutas, siendo incluso la mayoría de ellas las mismas que podemos consumir en cualquier otro lado.
Eso sí, aunque el mercado de frutas en Japón ha explotado con precios exorbitantes en los últimos tiempos, tampoco podemos dejar de destacar que en el país regalar todo tipo de frutas es una tradición que tiene cientos de años. Incluso, la tradición milenaria local indica que el precio y la calidad determinan el afecto o la estima que tiene el que regala hacia sus parientes, o a quien sea el agasajado.
Además, es muy común que si las dos partes se encuentran en un status social más o menos similar, se hagan regalos también parecidos. Es decir, si una regala un melón de éstos costosos por un valor, lo lógico es que a cambio reciba por ejemplo, una caja de cerezas o de uvas por el mismo coste.