Fijaros en la cara de estos musculitos de barrio.
En efecto, sus caras no cambian y es que debe ser que tomar tantas drogas para ponerse como toros hiperinflados pero sin un ápice de fuerza les deja el cerebro seco, los nervios de la cara dormidos y la inteligencia entre las nalgas, eso sí, menudas jacas que se nos llevan los "pinkfloids" estos.
Lo siento chicos, pero me ponéis enfermo.