El fallecimiento de Paul Walker, el actor conocido por sus participaciones en Rápido y Furioso, dejó atónitos a muchos fanáticos, y por eso queremos realizar una especie de homenaje a su carrera, mediante el análisis de los que se podrían considerar los cinco momentos más importantes de una trayectoria que, indudablemente, debía haber continuado.
Obviamente, el primero de los pasos que vamos a analizar tiene que ver con su primer empleo, el cual se produjo en el año 1986, cuando Walker debutó en el film Monster in the Closet. En aquel entonces tenía apenas 12 años, y participó siendo el enemigo de un peligroso monstruo dedicado a asesinar a diestra y siniestra.
Claro, su carrera no hubiera sido la misma tampoco si no fuera por la televisión. Allí de hecho tuvo su primera participación destacada junto a Michael Landon en el clásico de los ochenta Camino al cielo. Aunque sólo estuvo presente en tres capítulos, lo cierto es que desde entonces se le consideró uno de los actores jóvenes más prometedores de Hollywood.
Posteriormente, y siendo ya un joven con más reconocimiento, Paul tuvo un papel en gran film Amor en colores, del director Gary Ross. En la misma se encargó de interpretar a un afortunado joven que cae en las garras de Reese Whiterspoon.
Pero, sin dudas, el papel que le cambió la vida fue el de Brian O´Conner, en la saga Rápido y Furioso, junto a su inseparable amigo Vin Diesel. El mismo le permitió ser conocido en todo el mundo, y además, ganarse muchos de sus papeles posteriores, aunque nunca perdería la imagen relacionada con la velocidad, ni siquiera el día de su muerte.
El último momento de la carrera de Walker probablemente puede haber sido la participación en el 2006 participó de La conquista del honor, de Clint Eastwood; o en 2008 con The Lazarus Project. En cualquier caso, se analizaba ya una nueva película de Rápido y Furioso, que sin él, creemos que nunca debería realizarse.