Todos los que alguna vez hemos visto los informes desarrollados por canales del estilo de National Geographic, guardamos en la memoria la idea de que el guepardo es el animal más rápido que podemos encontrar en la faz de la Tierra, al punto de que cualquier ejemplar de esta especie es incluso capaz de duplicar la velocidad alcanzada ni más ni menos que por Usain Bolt, el hombre más rápido del mundo.
Es así que en velocidad en línea recta que alcanza durante una carrera el atleta jamaicano puede desarrollar una velocidad de 12 metros por segundo, realmente espectacular, pero que de nada le servirá si es perseguido por un guepardo, que puede llegar a alcanzar una velocidad de hasta 29 metros por segundo, lo que resulta casi imposible de registrar para el ojo humano.
A partir de allí, las dudas de la ciencia siempre han estado puestas en entender por qué el guepardo es el animal más rápido de todo el mundo, a qué se debe esa increíble velocidad final. Pues bien, la primera conclusión de los especialistas es que esta capacidad no se debe tanto a su velocidad final como a su capacidad de acelerar y desacelerar rápidamente.
La conclusión, que entre otras ha sido incluida recientemente en uno de los últimos números de la afamada publicación internacional Nature, deja ver que el secreto del guepardo está efectivamente en su potencia muscular, la cual cuadriplica a la del humano más veloz del mundo, según detalla el especialista Alan Wilson, experto en biomecánica del aparato locomotor en la Universidad de Londres.
Para poder llegar a estas conclusiones, tanto Wilson como su equipo de trabajo, tuvieron que recavar una serie de muestras obtenidas directamente del accionar de estos animales en Botswana, en el continente africano, lo que les permitió observar que la máxima velocidad alcanzada durante el estudio fue de 93 kilómetros por hora, aunque suelen cazar a una velocidad de aproximadamente la mitad.