Si alguna vez has tenido la suerte de ver un búho en su hábitat natural, o también en algún refugio, podrás haber observado cómo se trata de un animal particular, cuya característica principal, es el hecho de que puede girar su cabeza completamente, considerando que si bien su cuello no le permite cerrar un ángulo de 360º, sí puede estirarse hasta tres cuartas partes de ello, es decir, 270º.
De esta forma, lo interesante del búho es que puede realizar este tipo de acciones sin dañar los delicados vasos sanguíneos y sin obstaculizar el suministro de sangre a su cerebro, algo que pasaría no sólo en la mayoría de las demás especies, sino también en el propio ser humano, cuyo rango de movimientos, en el mejor de los casos, llega a los 120º, casi nada comparado con las posibilidades de este animal.
Sin embargo, hasta hace no mucho tiempo era una total incógnita por qué los búhos podían hacer ésto, y no los demás animales, ni siquiera el hombre. Bien, para responder a esa pregunta, es que los especialistas de la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore, realizaron una reciente investigación, en la que básicamente se encontraron con que“los vasos sanguíneos en la base de la cabeza de los búhos tienen la capacidad de ampliarse convirtiéndose en una especie de embalses”.
Por este motivo, los embalses dentro del cuello de los búhos, les permitirían a ellos acumular toda la sangre que sea necesaria para un movimiento de este tipo, además de obtener la energía suficiente para poder realizar, irrigando tanto su cerebro como ojos mientras llevan adelante el movimiento de rotación de su cabeza, sin sufrir las consecuencias.
Para poder llegar a esta serie de conclusiones, se explica que el grupo de especialistas, se encargó especialmente de estudiar la estructura ósea y los vasos sanguíneos en la cabeza el cuello de muchas de las principales variedades de búhos que habitan en el planeta.