En las películas de Hollywood que hablan sobre escapes de hombres peligrosos de algunas de las prisiones más temibles del mundo, nos encontramos con que los prófugos utilizan los elementos más extraños para poder obtener la libertad, aunque los hechos son mucho más interesantes cuando se dan en la vida real, como sucedió recientemente en la preventiva de Matrósskaya Tishiná de Moscú, la capital rusa.
En concreto, los medios locales han informado, en los últimos días, acerca de un increíble caso en el que un residente ruso se fugó de la prisión con la ayuda de una cuchara, solamente una cuchara como la que todos nosotros utilizamos para comer, luego de haberse tomado el tiempo necesario para raspar pacientemente el cemento que recubría una de las paredes de su celda.
El comunicado oficial de las autoridades de la mencionada cárcel también tiene que ver al respecto, considerando que en el mismo se afirma que “hemos descubierto que Oleg Topálov rascó con una cuchara el cemento que unía los ladrillos de una de las paredes de ventilación, de medio ladrillo de ancho”, aunque para evitar problemas, ellos mismos evitan decir con qué utensilio esta persona logró salirse de la cárcel.
El problema es que el edificio donde se encontraba esta persona por delinquir y violar la ley, es una de las cárcel con peor mantenimiento de todo el territorio ruso, de forma que no le fue demasiado difícil traspasar la pared con sólo una cuchara, según denunció luego Cristina Beloúsova, portavoz del servicio penitenciario ruso.
Para colmo de males, aunque en esta prisión hay elementos de la sociedad en los que apenas se puede confiar, no muchos de ellos son asesinos, pero éste sí es el caso de quien protagoniza la historia, que fuera encerrado en octubre de 2011 por cometer graves delitos, entre ellos el asesinato de dos personas y tráfico de armas, y que ahora permanece intensamente buscado por las autoridades nacionales.