Si España hubiera perdido hubiéramos cocinado al pulpo Paul

pulpo a feira

Desde luego, aparte de todos los que esperábamos que ganara España, el pulpo Paul es el que más feliz debe estar porque ya se decía que, si España perdía, iba a ir directo a la olla. De hecho, el periódico 20 minutos ya tenía preparada la receta perfecta para hacer Paulpo a la feira, una receta increíble que te hará reír a más no poder.

Os la dejo por aquí:

Ingredientes del ‘Paulpo a feira‘:

  • Un pulpo. Hubiera valido congelado, pero si se anda cerca del acuario de Oberhausen se apreciará jugársela antes los seguratas para hacerse con Paul.

  • Pimentón picante. Si se consigue extra picante mejor. Valórese la posibilidad de echar chile o piri-piri, dependiendo del grado de frustración o enfado.
  • Aceite de oliva virgen. Producto español por antonomasia, hoy lo necesitaremos más que nunca.
  • Dos patatas medianas. Quizá haya que utilizar más. A muchos les da por comer cuando están tristes o deprimidos. Estudie su caso.
  • Una cebolla. Pasaremos de ella. Ya hemos llorado bastante.
  • Una hoja de laurel. ¿Encima con coñas? Nada de alusiones a la victoria de otros. Nos comeremos a Paul sin laurel.
  • Dos ajos. O más. Que flote en el aire el inconfundible aroma de ‘lo nuestro’. Ya lo dijo Victoria Beckham: «España huele a ajo». Pues eso, que apeste.
  • Agua y sal. Sin comentarios.

Modo de preparación

Sacamos el pulpo de su recipiente (si se resiste, romper la pecera) y, para conseguir que quede blandito, lo golpeamos a discreción. Aquí conviene recordar que Paul la ha cagado, nos ha mentido, ha sido un auténtico fraude, a pesar de que le dimos nuestro cariño y retransmitimos en directo su zozobra frente a las urnas. En conclusión: a por él, que no haga falta ni cocerlo.

Una vez desfogados, cogemos al bicho y lo metemos en la olla. A cocer. A fuego lento mejor. En general se recomienda sacarlo varias veces de la olla para que no se le caiga la piel, pero con Paul no hacen falta tantas finuras, no vaya a ser que, encima, nos quememos.

Después de 30 minutos más o menos (se le puede conceder una prórroga), lo sacamos  y, ahora viene lo mejor, lo troceamos. Sin prisa, pero sin pausa, deleitándonos en cortar esas ‘metepatas’ traidoras.  Los cuchillos jamoneros y demás armas blancas de grandes dimensiones son muy apetecibles, pero las carga el diablo, mejor proceder con unas tijeras.

Y una vez cortado a nuestro gusto, lo emplatamos, que es como llaman finamente los cocineros al hecho de poner en un plato, con cierta gracia y armonía, cualquier producto. Ellos lo ponen en poca cantidad, pero muy ‘recolocao’. No les imitaremos, en nuestro plato tienen que entrar también las patatas cocidas y cortadas en rodajas. Haced sitio como podáis.

Para acabar hay que aliñar al difunto con aceite de oliva virgen, sal, pimentón y ajo picado. Se aconseja acompañar al ‘paulpo’ con buen albariño y rechazar las cervezas Heineken, Trappe, Amstel o cualquier otro aguachirri holandés.

Fuente: 20 minutos

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