Los piropos que los hombres realizan a las mujeres en la calle, que se han vuelto comunes en muchas partes del mundo en los últimos años, podría ahora comenzar a vivir sus últimos tiempos, sobre todo si consideramos los movimientos que se están realizando para que los mismos sean pensados como una forma más de acoso sexual, uno de los crímenes más comunes contra mujeres que se cometen en todo el mundo.
Lo cierto del caso, es que hubo un tiempo en el que los piropos sólo se producían cuando una pasaba por delante de obras en construcción, donde los propios albañiles se la tomaban con las muchachas para amenizar su trabajo, y no era una situación tan incómoda como ahora mismo, cuando cualquier hombre, incluso camino de su trabajo, y acompañado de sus amigas, no tiene reparados en decir lo primero que se le viene a la mente.
Concretamente, se estima que a partir de ahora, frases subidas de tono como “qué lindo trasero”, o algunas menos evidentes como “me gusta lo que veo”, podrían llegar a ser consideradas como nuevos modos de acoso sexual, de forma que varios países occidentales opten por agregar a los mismos en sus leyes normativas actuales.
En este sentido, y para evitar confusiones, se debe decir que se entiende al acoso sexual como aquellas situación que se producen en la relación entre un hombre y una mujer en la que ella comienza a sentirse incómoda, y por último, sufre también miedo. Sin embargo, y aunque muchos piropos no están relacionados con ninguna actitud física, en estos casos se los tomará igualmente como acoso sexual.
El problema para que estas medidas queden establecidas es, no obstante, que existen muchas menos definiciones precisas acerca de lo que debería ser considerado acoso sexual en la vía pública, al contrario de lo que ocurre con los distintos puestos de trabajos y relaciones entre empleados, que es un caso mucho más definido, por lo específico del mismo.