Todos hemos escuchado alguna vez las historias que se cuentan acerca de jóvenes que han sido engañados, secuestrados, y hasta drogados, y que luego despiertan en sitios que no conocen, donde se les han amputado algunos de sus miembros. Sin embargo, en pocos lugares del mundo estas historias se han vuelto tan macabras como en África, donde ahora parece que se ha puesto de moda el tráfico de penes.
En concreto, todo comenzó a partir de una serie de denuncias llevadas adelante por la prestigiosa antropóloga Louisa Lombard, que ha trabajado en los últimos años en la zona central del continente, donde muchos de los países se encuentran bajo sospechas de la realización de rituales de magia negra, algunos de los cuales estarían incluyendo además la utilización de órganos de seres humanos vivos, como por ejemplo penes.
Lo peor del caso, es que incluso pobladores locales aseguran que personas que tienen la capacidad de practicar la magia negra, han llegado hasta allí en los últimos años, para hacerse con los penes de algunos de ellos, pero de una forma mucho más increíble a la que podíamos llegar a esperar: a través de una especie de corriente, cuando dos personas se dan la mano, que les hace sentir a las víctimas que su pene se ha encogido notoriamente.
De hecho, muchos de los residentes del pueblo de Tiringoulou han asegurado que estas historias son completamente reales, y que las situaciones de hurtos de penes, también de un modo más tradicional, se han vuelto comunes en la sociedad local, aunque luego nadie sabe a ciencia cierta dónde terminan los mismos.
Por este motivo, Lombard ha trabajado especialmente en su intención de entender el mercado de penes que se desarrolla en países centrales de África, además de especular con los posibles usos que se le pueden dar a estos miembros masculinos cuando son desprendidos del cuerpo humano, sin haber llegado a demasiadas conclusiones definitivas por el momento.